Muchos dirán, ¡pues vaya tontería, apretándolos!
Pues no es tan sencillo, y ahora lo vais a entender, y espero que sean muchos los que hagan la prueba y se convenzan por sí mismos.
Hay cremas digamos que de “belleza”, para el cutis, los ojos, las manos, las uñas, los pies… , incluso cremas farmacéuticas, que vienen en envases rígidos dosificables y para ir sacando el producto interior hay que apretar el dispositivo que llevan en su parte superior proporcionándonos una dosis, o más si lo apretamos más veces.
Como no se pueden abrir por ningún sitio, cuando ya no nos suministran más dosis por mucho que apretemos, es que se han agotado y hay que tirarlos sin más.
Pero hay otras cremas, en tubos flexibles y blanditos, que cuando ya no les podemos sacar más, porque hemos apretado hasta el final, pueden contener todavía varias dosis.
Haced la prueba.
Cuando del tubo ya no salga nada, aunque apretemos, darle una serie de golpecitos para que todo lo que se ha quedado alrededor del capuchón baje hasta su parte inferior y dejarlo en esta posición vertical durante 24 horas.
Al día siguiente, con un cuchillo más bien pequeño, dependiendo del tamaño del tubo, muy bien afilado y con mucha precaución, cortar el tubo por su parte inferior, a unos 2 o 3 centímetros de su base.
Comprobaréis que en la parte superior del tubo, la del capuchón, todavía hay restos de crema adheridos a las paredes, que servirán ya para 1 vez, pero en la parte inferior, dependiendo del producto, hay una gran cantidad, como para seguir utilizándola durante una semana o más.
Un tubo de crema de maquillaje o de cualquier otra crema, después de esta operación, os puede durar más de 1 mes, así que si es de marca fijaros lo que representa este “despilfarro” que parece tan insignificante.
Este tubo cortado si lo dejáis tal cual se ha quedado y destapado, en 1 o 2 días se os secará y tendréis que tirarlo después de haber hecho toda esta operación.
¿Qué hacer para que no se reseque?
Taparlo después de cada uso con el gorrito más pequeño, y como no se acoplará bien porque el tubo es más estrecho y os sobrará espacio, ajustarlo mediante una goma elástica al diámetro del tubo.
Si no tenéis estos gorritos, recortar un trozo pequeño de lámina de plástico transparente, de la más fuerte, y cubrir el tubo cortado.
Si me apuráis, hasta un trozo cortado de una bolsa de plástico grueso os puede valer.
Como plástico con plástico no queda adherido, es decir no se «pega», ajustarlo al tubo cortado también con una goma como en el caso anterior.
¿Cómo sacar estos restos de crema con facilidad?
Para sacar todos estos restos con comodidad y rapidez, sin ni siquiera mancharse los dedos ni las uñas por dentro, si los tubos son pequeños hacen falta unas espátulas diminutas de plástico que regalan en las perfumerías, y son más pequeñitas que las que aparecen en la foto, aunque no lo parezca.
En su parte ancha pueden tener casi 1 centímetro, sin llegar a él, y una longitud total unos 8 centímetros.
Estas espátulas se pueden usar a diario si la crema que usáis viene en tarros y no os agrada que al cogerla con los dedos se os quede metida una parte dentro de las uñas si no las lleváis completamente rapadas.
Las podéis meter en la crema o resto de crema tantas veces como os haga falta y luego con pasarlas un trocito de papel higiénico quedan tan limpias.
Hay otras cremas para hidratar el cuerpo, las famosas “body milk”, que pueden venir en envases semi rígidos, de plástico blanco normalmente y con dosificadores distintos de los que hemos hablado anteriormente.
A diferencia de los anteriores, éstos se pueden desenroscar y abrir.
Los de 1 kilo, si se usan a diario, resultan más baratos.
¿Pero qué pasa cuando el dosificador ya no funciona y no es capaz de sacar más crema aunque quede bastante?
¡Pueden quedar fácilmente 4 o 5 dedos de crema todavía en su interior!, y ahora sí que resulta muy molesto pescar o sacar la crema que queda, y si pretendéis trasvasar todo esto a algún otro sitio os resultará engorroso y entretenido.
Pues vamos a repetir la misma operación anterior, solo que ahora costará más cortar el envase porque este plástico es bastante más duro que el flexible de la mayoría de los tubos.
Como queda mucha crema dentro, si el envase es de 1000 centímetros cúbicos, hacer el corte del envase un poco más arriba, a 6 o 7 centímetros de la base.
¡Mucho cuidado a ver si por no desperdiciar crema os cortáis!
El cuchillo debe ser apropiado al tamaño del envase y estar muy bien afilado para que corte bien.
Y a la hora de sacar la crema necesaria, en lugar de las espatulitas anteriores puede que os resulten más cómodas estas espátulas de cocina, sobre todo la más estrecha.
Hace unos años me pasó lo siguiente.
Compraba siempre en la farmacia estos envases grandes de kilo de una crema hidratante muy conocida que tenía dos clases, una algo más “fuerte” para el verano, es decir más hidratante y otra más suave para el resto del año.
De repente cambiaron el tipo de plástico del envase y ya no se podía cortar con facilidad, aunque con ayuda lo conseguí.
Por curiosidad lo pesé.
Quedaban exactamente 250 g de crema, de 1 kilo primitivo, es decir crema para varios meses.
Cuando me quejé al laboratorio, porque era un producto farmacéutico, el técnico que me atendió, que ya había recibido quejas anteriores, me dijo que ellos no podían hacer nada porque los envases venían del Reino Unido.
¿Qué conclusión sacáis?
Yo saqué la mía propia y nunca más he comprado cremas hidratantes de cuerpo en la farmacia ya que ésta era la que más me gustaba.
Me he pasado a otras que son hasta mejores que las que yo usaba de toda la vida, y lo más gracioso es que me cuestan la tercera parte.
Conclusión: todos nosotros debemos ser consumidores exigentes y si nos engañan, algo que se intenta con muchísimos artículos y alimentos, que es bastante peor, cada vez más frecuentemente, ¡que sea solo una vez!
Reclamar es molesto, desagradable y nos hace perder tiempo, algo que escasea, pero es la única manera de que nos tomen cada vez menos el pelo.