El chorizo es uno de nuestros embutidos más populares, y si pone en su envase que es 100% natural, debería llevar únicamente carne de cerdo, pimentón, sal, y ajo, y si es chorizo picante, pimentón picante, nada más.
Al ser totalmente natural, su calidad es buena y no le hace falta ningún conservante ni colorante.
En algunos de estos que son totalmente naturales, han añadido sin embargo 2 aclaraciones “sin gluten” y “sin lactosa”.
¿Por qué esta explicación si un embutido no ha llevado nunca ni lactosa, ni ningún ingrediente que contenga harina, es decir gluten?
Pues porque en muchos embutidos, no solo en el chorizo, hoy se añade lactosa para que dé más sabor y para disfrazar el de la sal.
La lactosa no deja de ser un azúcar, el de la leche, y ahora nos están añadiendo este hidrato de carbono por todas partes, cuando ya vimos los efectos nocivos que el azúcar produce en nuestra salud en general cuando se sobrepasan ciertos límites.
Pero como esta lactosa es la fuente de energía para las bacterias ácido-lácticas, que son las que producen ácido láctico a partir de los azúcares, esta reacción es muy importante en la elaboración de embutidos fermentados y por ello se añade.
También nos están colando por todas partes como espesantes, almidones más o menos modificados de trigo, de maíz… que dan a los embutidos mejor textura y volumen, mejoran su apariencia y sabor y los hacen más baratos, que es lo que interesa a la industria alimentaria para vender cada día más, aunque sea en detrimento de la salud de los consumidores.
La calidad de un chorizo viene dada por los porcentajes de grasa y de proteína cárnica que lleve.
El de la clase extra, que es el que os recomiendo en todas mis recetas y en todos mis ebooks, debe tener por lo menos un 30% de proteína y no más de un 57% de grasa.
Los chorizos de clases inferiores tienen menos proteína y bastante más grasa, por ello aunque para cocinar os recomienden chorizo para guisar, yo no haría ningún caso.
Es preferible, y no me cansaré de repetirlo, tomarse un trocito pequeño de un buen chorizo que un trozo más grande de un chorizo de baja calidad con bastante más grasa, además, saturada.
¡Vuestra salud os lo agradecerá!
En cuanto a los chorizos especiales para barbacoa, buscad su contenido en grasa, que con toda probabilidad no vendrá indicado…, pero sí su precio, probablemente barato para atraer al consumidor.
¡Ya sabéis que en casi todo, y desde luego en alimentación no falla, lo barato resulta no caro sino a la larga carísimo!
Para que os hagáis una idea de lo que pueden llevar unos “jabuguitos” riquísimos al paladar, pero nada recomendables, os enumero sus ingredientes:
Carne y grasa (¿?) de cerdo ibérico, sal, pimentón, especias, conservadores E-252 y E-250 y colorante E-124.
Y otros de una empresa muy importante y que presume de sus jamones tiene:
Magro y tocino de cerdo ibérico, sal, pimentón, dextrina, que se produce por la hidrólisis del almidón, especias, lactosa, dextrosa que es otro azúcar, proteína aislada de soja, azúcar, emulgentes E-450(i), E-452(i) y E-451(i), corrector de la acidez E-331(iii), conservantes E-250 y E-252, antioxidante E-301 y colorante E-120.
¡Como podréis observar “todo natural”!
El que los quiera comer, que lo haga.
Yo, mientras se encuentren chorizos totalmente naturales, que lleven exclusivamente lo que tienen que llevar, como algunos de Cantimpalos, con denominación de origen, seguiré disfrutando de ellos, y el día que desaparezcan del mercado… puede que me olvide de todos ellos.
Cada vez es más importante tener en cuenta aquella premisa «Somos lo que comemos».