1. Si la usáis como yo, solamente para huevos y tortillas, calentar el aceite de oliva virgen extra, normalmente en muy pequeña cantidad.
Con echar unas gotas y extenderlas con una brocha de silicona es suficiente.
La sartén tarda un poquito en calentarse y en cuanto lo está, el aceite lo hace casi instantáneamente.
2. Si la usáis para freír huevos con puntillas, patatas, pescado, croquetas, albóndigas… éstos necesitan estar cubiertos de aceite.
Calentarlo pero sin “quemarlo”, es decir calentarlo antes de que humee, lo que nos indicaría que está empezando a polimerizarse desdoblándose en subproductos nada saludables.
3. Si se ha frito en una gran cantidad de aceite los alimentos antes mencionados, u otros que lo necesitan, sacarlos con una espumadera de rejilla,que es la manera de que salgan más escurridos.
Si la sartén tiene un interior que se puede arañar, procurar que esta espumadera no toque ni el fondo ni las paredes de la misma porque son todas metálicas.
Esta es una razón más para realizar estos tipos de fritos en una olla superrápida que nunca se arañará, por supuesto siempre destapada.
Como estos fritos en aceite abundante suelen tardar cierto tiempo en freírse, en la olla tardaremos, por su fondo difusor, menos tiempo y por tanto gastaremos menos energía.
4. Aun así depositar estos fritos encima de varias capas de papel absorbente de cocina que embeberán la pequeña cantidad de aceite que todavía les queda.
Si también les ponéis papel absorbente de cocina por encima, podéis, con los dedos, apretar estos fritos contra el papel para que “chupe” todavía más, por todas partes, por arriba y por abajo.
Así tendrán menos aceite, luego menos calorías.
5. Si por el contrario se ha frito con poco aceite, justo el necesario, pero alimentos que sueltan rápidamente agua, como setas o champiñones, en lugar de verter el contenido de la sartén como si de una jarra de agua se tratara, sacar los alimentos con una espumadera de fibra, para no dañarla.
6. Si queda algo de jugo en la sartén, imposible de retirar del todo con la espumadera, rebañarla con una espátula blanda de silicona.
Las hay mucho más económicas que la del enlace en los grandes bazares.
Al apurar con la misma, a veces tendremos que verter forzosamente.
Como entonces sí que la sartén se va a manchar un poquito por fuera, tener preparado muy a mano el rollo de papel absorbente para retirar, antes de que se escurra este pequeño chorrito de salsa.
Actuar deprisa para que no llegue hasta abajo, es decir hasta el fondo exterior que, a veces no es del todo liso sino que puede llevar algún rótulo o círculo.
7. Una vez vacía la sartén, antes de que se enfríe, pasarla algo más de papel absorbente por el interior y por todo su exterior.
Normalmente ya no hay que hacer nada más, salvo guardarla en su sitio.
No la untéis con nada, como a veces se aconseja, porque no necesita nada.
8. Si habéis cuajado alguna tortilla grande, al volcarla para que se cuaje por su segunda cara, puede que el borde de la sartén se haya manchado, y este resto de huevo con el calor se haya “cuajado” y oscurecido.
Cuando hayáis sacado la tortilla ya cuajada, frotad en ese momento, es decir en caliente, este borde manchado y casi “quemado” con más papel que lo eliminará rápidamente, aunque parezca muy pegado.
Si este cuajado de cualquier tortilla se ha realizado correctamente, en la sartén no tiene que quedar nada de aceite.
Y lo más frecuente es que no haya que fregarla en muchos días.
9. Si hay que hacerlo, usad una esponja que no arañe y una pulverización del lavavajillas habitual que puede estar siempre en una botella con spray.
Aunque muchos fabricantes autorizan a que se laven en el lavaplatos, tened mucho cuidado para que no se vayan a arañar durante este lavado.
Si son de calidad, yo no las metería nunca.
10. Puede que a alguno esta operación le parezca algo entretenida, pero en cuanto la hagáis 2 veces ya veréis lo cómodo y rápido que resulta no ensuciar la sartén y no tener que fregarla cada vez que se usa.