Trufas de chocolate sin mantequilla
Estas trufas, con muy poquitos ingredientes, tan solo 2, son fáciles y rapidísimas de hacer, no se necesita ningún robot, y la pasta hecha, sin moldear, se puede tener en el congelador dónde dura meses.
Aunque llevan nata, y por tanto grasa saturada, no llevan mantequilla como la mayoría de las recetas que circulan por todas partes.
Si las mantenéis ya formadas y guardadas en sus cápsulas en el congelador, las podéis llevar como un «detalle diferente» cuando vais a casas de amigos o familiares.
Se puede hacer la mitad de la receta, aunque como salen tan ricas, merece la pena hacerla entera.
Los ingredientes son:
■ 300 gramos de chocolate “Nestlé negro para repostería” con un 52% de cacao
■ 150 g de nata líquida con el 35% de materia grasa, la especial para montar
■ cacao puro amargo o chocolate rallado para envolverlas
Preparación de la «pasta» de las trufas
1. En una ensaladera de vidrio apta para el microondas fundir el chocolate a una potencia de 500 vatios hasta que no haya ningún trocito sólido.
2. En un simple vaso de agua hervir la nata, teniendo cuidado para que no se salga.
Como es muy pequeña cantidad, con 1 minuto a potencia máxima ya valdrá.
3. Sobre el chocolate totalmente fundido añadir la nata hirviendo y mezclar bien, con una espátula de silicona, para que se integre bien. Ésta nos servirá después para rebañar la ensaladera, con lo que mancharemos una sola pieza.
4. Volcar esta mezcla en un tupper hermético, cerrarlo inmediatamente y en cuanto esté a temperatura ambiente guardarlo en el congelador.
Allí, si está bien envasada, se conserva durante mucho tiempo.
Si la vais a usar a continuación, meter la ensaladera tal cual en el congelador hasta que esté muy dura.
Para manipularla bien la pasta de trufa debe estar siempre «muy dura». Será más fácil y os manchareis menos.
Elaboración de las trufas
1. Cuando queramos formar las trufas, volcar en un tupper o bol algo grande el cacao puro en polvo desengrasado para envolverlas.
Si os resulta demasiado amargo podéis añadirle una pequeña cantidad de azúcar como os expliqué en este post.
Como se trata de simplificar cada día más nuestra vida, podéis añadirle un pelín de azúcar tal como está, es decir sin transformarlo previamente en glas, ya que como el cacao está en polvo finísimo, el azúcar no se notará.
De todas maneras el amargor de fuera «casa» bien con el dulzor interno de las trufas.
2. Sacar la pasta de trufa del congelador, y con una cucharita de café ir cogiendo porciones de trufa y echarlas sobre el cacao.
3. Se puede usar, en lugar de la cucharita, un racionador de helados de 3 centímetros de diámetro que os facilita mucho el trabajo.
4. Cuando tenemos ya unos cuantos «trocitos» dentro del tupper o bol, imprimirle un movimiento de vaivén para que estas porciones de pasta de trufa queden completamente envueltas en cacao.
5. Sacarlas entonces, de 1 en 1 tal como estén, aunque sean trozos algo deformes y darles forma redondita y uniforme rodándolas entre las palmas de nuestras manos.
Con este procedimiento nos manchamos bastante menos.
6. Ir colocando las bolitas de trufa en cápsulas de papel rizadas y guardarlas de nuevo en el congelador.
Consejos de cocina y nutrición
■ Cuidado con el chocolate porque puede estar ya fundido y no parecerlo ya que conserva su forma primitiva.
Si apretáis con la espátula de silicona lo comprobáis rápidamente.
■ Os aconsejo nata «entera», es decir con un 35% de materia grasa ya que, aunque parezca increíble, es la más sana como ya os expliqué aquí.
■ Hay muchos licores que van bien con esta clase de trufas, el Amaretto, licor italiano con sabor a almendras amargas, el Cointreau, un licor de naranjas, un Brandy, un Peppermint, el que más os guste.
Podéis añadir 100 gramos, es decir 1 decilitro, cuando la pasta de las trufas ya está bien mezclada y remover de nuevo bien con la espátula.
Prescindir de él si os gustan las trufas más naturales.
■ Normalmente se aconseja envolver estas trufas en granillo o fideos de chocolate.
Si preferís este sistema, ¡cuidado, porque, no dejan de ser, una vez más, productos procesados en los que podemos encontrar en su composición hasta aceite de palma!
O sea que tienen «sabor a chocolate» pero son sucedáneos.
■ Las trufas se pueden conservar varios meses con la forma ya hecha, o sin moldear, en forma de pasta, y siempre en el congelador, para que la nata no se enrancie, y para que estén siempre duras.
Si las hemos congelado ya en bolitas, al servirlas, lo único que haríamos es ponerlas en las cápsulas de papel.
■ Los «racionadores de helados» como los que se ven en el enlace pero con un diámetro algo mayor, de unos 5 centímetros, son totalmente imprescindibles, como ya vimos, para moldear las croquetas rapidísimamente y casi sin mancharse.
■ Recordar siempre que cuánto menos trabajemos inútilmente, no solo en la cocina, sino en nuestra vida diaria, más tiempo tendremos para divertirnos, para descansar…, para cocinar de una manera saludable, alimentarnos bien y hasta hacer ejercicio.
😛 Llegadas estas fechas, el blog se toma como todos los años unos días de descanso, aunque procuraré seguir contestando a vuestros comentarios o «llamadas de auxilio».
Disfrutad a tope de todas las exquisiteces saladas y dulces de estos días, pero con cierta mesura, de lo contrario a la vuelta os llevaréis sustos al pesaros.
Solamente 2 consejitos breves, uno malo y otro bueno.
♦ Ingerir 7.200 calorías de más de las que os corresponden, equivalen a 1 kilo de grasa, es decir 1 kilo de más en vuestro peso habitual.
♦ Solo engorda lo que que no se «quema» con el ejercicio físico, así que !manos a la obra!
¡Feliz Navidad para todos vosotros, los «antiguos» y los más modernos!
Nos volveremos a «ver» en enero, después de las fiestas.
Gracias siempre por seguirme 😳