¿La manera de cocinar Influye en el resultado final de un plato?

La manera de cocinar influye categóricamente en el resultado final de un plato, no solamente en su valor nutricional, que puede verse disminuido considerablemente si no se hace de una manera correcta, sino en las calorías totales.

La mayoría de las “dietas” que os puedan recomendar médicos y nutricionistas para adelgazar os las entregarán en un papel sacado del ordenador que os indicará los alimentos que os están permitidos y en qué cantidad, y para asesoraros a “fondo” añadirán “hervido”, «al vapor», «a la plancha», «al horno» … y poco más.

Los alimentos hervidos, es decir sumergidos en agua caliente, saldrán sosos e insípidos por mucha sal y especias que le añadáis al agua.

Se habrán literalmente “lavado”, y todas sus sustancias nutritivas solubles habrán pasado a este agua de cocción que se “saborizará” gracias a ellas.

Si este agua se tira, que es lo que normalmente suele suceder, podremos decir como ya se afirma hace tiempo que el fregadero es el mejor alimentado de la casa puesto que todas las vitaminas y minerales van a parar a él.

Y si lo que se ha hervido son hortalizas de color verde, es decir verduras, por si no las habéis «lavado ya bastante» durante esta cocción, todavía os aconsejarán que las paséis rápidamente a un bol con agua fría… para fijar el color.

¿Hasta cuándo vamos a tener que seguir oyendo todos estos bulos antiguos?

Los alimentos cocidos al vapor, su resultado final dependerá de cómo se haya generado dicho vapor y en qué cantidad.

Si hay una gran cantidad a su alrededor, en una vaporera típica por ejemplo, o en otros muchos recipientes que se aconsejan para cocinar al vapor pero en los que los alimentos están rodeados de mucho vapor, porque es generado por lo menos por ½ litro de agua, será siempre mucho mejor que estar sumergidos en agua, pero esta gran cantidad de vapor también los “lavará” y perderán sabor.

Los únicos alimentos cocidos al vapor que conservan todas sus propiedades son los que se cocinan

–  en el microondas, en un recipiente con una tapa que encaje bien y sin nada de nada, sin agua, ni sal, ni líquido alguno…,nada.

¿Por qué?

Porque se cocinan a una temperatura de 100º, en muy poco tiempo y con el vapor procedente del agua interior del alimento, es decir con su propia agua de constitución.

–  O también en una buena olla superrápida, en 2 o 3 minutos nada más, y con tan solo 10 cucharadas de agua debajo del cestillo o de la rejilla, agua que por supuesto nunca tocará al alimento.

Los alimentos a la plancha, si se quieren bien doraditos y no quemados, tendrán que estar barnizados por todas partes con una brocha de silicona y unas gotas de aceite de oliva.

Si se trata de filetes de pollo o de carne demasiado pequeños, de 100 g por ejemplo, necesitaremos menos aceite que si se trata de pescado, pero si no están cortados en por lo menos filetes de 1 centímetro de ancho, en cuanto nos descuidemos, al ser tan finos, se resecarán, no estarán jugosos y no os gustarán.

Si se pone demasiado poco aceite, los alimentos también se «quemarán» demasiado, y podrían generarse hidrocarburos policíclicos.

Y si se trata de pescado, mucho más delicado, el pescado se romperá en cuanto queramos darle la vuelta.

También se puede romper, aunque esté suficientemente engrasado, si no esperamos unos segundos a que las proteínas de su parte exterior se coagulen y es en ese preciso momento cuando ya podemos darles la vuelta sin problemas.

Ambos alimentos, carnes y pescados, verduras… y hasta champiñones y setas, antes de ponerlos en la plancha, deben secarse muy bien con tantos trozos de papel absorbente de cocina como hagan falta.

¡Si están «mojados», no se dorarán sino que se cocerán!

Los alimentos al horno, tan socorridos porque cuando se introducen en él ya no hay que hacer prácticamente nada con ellos, necesitan más grasa y más líquidos para cocinarse y, además, un precalentamiento del aparato, y por tanto un gasto elevado de energía.

Es uno de los métodos que menos me gusta, salvo para asar piezas grandes de pavo, pato… y por supuesto para todas las masas y toda la repostería en general que, si se quiere adelgazar o no engordar, conviene hacer solo de vez en cuando.

Los alimentos en papillot y en el horno siguen estando en todas estas dietas de adelgazamiento y, sin embargo, en mi opinión no es el mejor sistema por varias razones:

1. Se consume mucha energía, hoy carísima y ¡mucho más cara que se va a poner!, primero en el precalentamiento del horno y después durante el cocinado.

2. Se pierde bastante tiempo en hacer un paquetito muy bien cerrado para introducir en él las verduras y el alimento principal, normalmente pescado.

3. Se debe hacer siempre con papel llamado vegetal, sulfurizado o papel de horno, lo cual es más entretenido que cocinarlo directamente, sin más.

¡Nunca con papel de aluminio como todavía se hace!

4. Si se ponen al mismo tiempo verduras y el pescado o el pollo, y es lo que se suele hacer, para que éstos no se cocinen en exceso, las verduritas que les acompañan deben estar muy picaditas, cortadas en tiritas finas o juliana para que se cuezan más deprisa.

Y es otro entretenimiento más.

5. Si no fuera así, es decir si las verduras no están muy troceadas, una de dos, o se cuecen primero las verduras, se abre el papillot y se añade el alimento principal, pescado o ave, o éstos cocinados el mismo tiempo que necesitan las verduras quedarán excesivamente cocidos y por tanto resecos.

6. Esto mismo, solo que sin tanta parafernalia, se consigue mucho mejor y más deprisa en el microondas, por cómo funcionan estas ondas electromagnéticas.

– Como muchos no estarán de acuerdo, les invito a hacer la prueba y comparar el resultado final desde el punto de vista gastronómica, el tiempo desde que se enciende el horno, se calienta, se prepara el papillot, se cocina y se degusta.

También la suciedad del recipiente que, en el caso del microondas, va derecho al lavaplatos o simplemente se aclara a mano con agua.

– Haced esto mismo en el microondas.

Cocer las verduras solas bien tapadas y sin poner nada en absoluto hasta que casi estén tiernas.

Si las cocéis en exceso os saldrán arrugadas, por eso el microondas, para usarlo correctamente, además de los conocimientos imprescindibles, necesita un periodo de aprendizaje para familiarizarse con él, y cogerle el punto.

– Añadid el alimento principal, volver a tapar y terminar de cocinar.

Luego, si queréis tomar algo completamente natural, aderezarlo con un poquito de aceite de oliva virgen extra crudo, una chispa de sal y unas gotas de zumo de limón si os gusta, más sano que el vinagre.

Otro día hablaremos de algo más importante, y es de cómo influye la manera de cocinar en las calorías totales de un plato, y de los utensilios más adecuados para ello, y que, además, desde el punto de vista nutricional, son los más recomendados para adelgazar o para seguir un régimen de adelgazamiento.