Aclaraciones a este video de Carne asada en la olla.
1. Como podéis observar es el único video en el que me pongo delantal, aunque normalmente no lo uso nunca.
Cuando una carne o piezas sueltas de carne, de pollo, conejo, pavo… salpican es cuando se están dorando y hay que levantar la tapa de cristal de la olla para remover o darles la vuelta.
El resto del tiempo no hace falta porque, aunque se trabaje rápidamente, si se tiene cuidado, no hay razón para mancharse.
Cuando impartía clases y era invierno, con vestidos de manga larga, en estos dorados en los que impepinablemente hay salpicados, y uno se mancha aunque no quiera, yo me colocaba una especie de babi, como los del cole, que me cubría desde el cuello hasta las muñecas.
Luego, como en mi escuela a pesar de trabajar siempre con aire acondicionado hacía mucho calor, yo inmediatamente me lo quitaba y no me manchaba.
Mis antiguos alumnos que se han encontrado con estos antiguos videos, lo recordarán.
2. Uso la olla-sartén de 5 litros y 28 centímetros de diámetro.
3. Ahora, a pesar de lo que digo en el video, uso ya muy poco las carnes rojas porque además de llevar grasa por fuera, fácil de eliminar, también llevan mucha grasa infiltrada o incrustada en toda la masa muscular, y ésta sí que no se puede retirar.
4. Veis cómo se pueden dorar y freír muy bien no solo las cebollas sino la carne aun teniendo la olla tapada con una tapa.
¡Es otra manera de cocinar!
Y podéis comprobar que la tapa sin presión era también de acero inoxidable, y además de la misma marca que la olla, y hoy son mucho más cómodas y eficaces las transparentes de cristal.
5. Para los que no hayan usado nunca el pela verduras de cuchilla transversal, podéis comprobar lo rápido, cómodo y limpio que es.
6. También podéis ver cómo es el aparatito que se llama “rizador” del limón o de la naranja pero que también nos sirve para hacer “flores” de zanahoria, de calabacín, de pepino…
7. No descongeléis nunca en el mismo tupper en el que habéis congelado algún plato o alimento, aunque tengáis mucha prisa, a pesar de que yo lo haga aquí.
Al sacarlo del congelador, tal como está, pasarle agua muy caliente por todas partes.
De esta manera su contenido se despega de las paredes y entonces ya se “desmolda” como si dijéramos, dentro de una fuente o un plato hondo, y allí se descongela, en el microondas, a 300 o 350 vatios de potencia que es la potencia correcta para hacerlo, nunca una superior.
Una vez descongelado, se calienta también a esa misma potencia baja.
Se tarda más, pero no hay sobrecocciones, y el alimento no queda recalentado, sino «regenerado», como dicen los franceses.