Ante el alza de los índices de obesidad en todo el mundo, los refrescos ‘light’ o endulzados con sustitutos del azúcar fueron ganando popularidad en años pasados, y sus efectos en la salud han sido objeto de debate entre los profesionales de la Medicina.
Endulzar el café con un sustituto del azúcar o elegir la versión light de un refresco pueden parecer la opción más saludable puesto que se ahorran fácilmente algunas calorías sin sacrificar por completo el sabor.
Muchas personas prefieren esta alternativa a las bebidas azucaradas de gran aporte calórico, cuyo consumo excesivo, como vimos, se ha asociado en repetidas ocasiones con un mayor riesgo cardiovascular.
Sin embargo, podrían estar equivocadas.
Los investigadores de la Universidad de Purdue en Indiana, Estados Unidos, revisaron una docena de estudios publicados en los últimos cinco años que examinaron la relación entre el consumo de refrescos de dieta, o bebidas con endulzantes artificiales, y sus efectos en la salud explorando así el lado amargo del uso de los mismos.
Los hallazgos fueron publicados en la revista Trends in Endocrinology and Metabolism y dijeron estar “atónitos” con los resultados ya que constataron que excederse con estas bebidas “light” traería pocos beneficios e importantes riesgos para la salud como una mayor tendencia a la obesidad, a sufrir diabetes tipo II y también síndrome metabólico que, entre otras cosas, aumenta las enfermedades cardiovasculares.
Estos estudios se efectuaron en total con cientos de miles de pacientes, y en algunos casos durante más de 15 años.
El más sorprendente hallazgo tal vez sea que, aunque los edulcorantes contengan cero calorías, su consumo diario no conduce a la pérdida de peso, más bien, que el aumento de peso que pueden causar es similar al de las bebidas endulzadas con azúcar o jarabe de maíz.
«Es común escuchar que los sustitutos de azúcar son saludables y que ayudan a controlar y perder peso», dijo la autora del estudio, Susan Swithers
Sin embargo, ella apunta que la evidencia científica no respalda esas aseveraciones.
«Aunque por sentido común cabría pensar que las gaseosas dietéticas no deberían ser tan perjudiciales como las regulares, el sentido común a veces se equivoca», concluyó Susan Swithers.
Uno de los artículos reseñados incluso encontró que tomar 2 gaseosas dietéticas al día eleva el riesgo de padecer hipertensión, lo mismo que un consumo similar de gaseosas normales.
También señala que los consumidores regulares de edulcorantes tienen alterada la actividad en las zonas del cerebro que responden al dulzor.
Esto sugiere que los sustitutos artificiales del azúcar no satisfacen el deseo por el dulce.
Además, otras investigaciones han encontrado que los endulzantes faltos de calorías deterioran la respuesta fisiológica normal a los sabores dulces en ratones de laboratorio.
Perder esa sensibilidad llevó a los animales a atracarse de comida rica en calorías y azúcares, algo que también está sucediendo en ciertas personas.
Así que habría que decir de una manera clara y desde el principio que los edulcorantes artificiales confunden al encéfalo de tal manera que los sensores de dulzor ya no pueden calibrar de forma fiable cuánta energía estamos consumiendo.
Es decir, el consumo regular de bebidas light “equivoca” al encéfalo.
Endulzar con sustitutos del azúcar podría «amargar» su salud y pueden provocar que se coma en exceso.
Este encéfalo procesa los sabores dulces de forma diferente dependiendo de si una persona consume regularmente bebidas refrescantes en las que se usen edulcorantes artificiales, bebidas light, lite, diet o similares…
Dicho de otra forma, los encéfalos de los bebedores de bebidas light no diferencian adecuadamente entre la sacarosa, el azúcar normal, y la sacarina o un edulcorante artificial.
La revisión de las principales investigaciones encontró que el consumo de bebidas «dietéticas» aumenta el riesgo de subir de peso y del porcentaje de grasa, aun entre quienes consumían estos refrescos solo 3 veces por semana.
El uso de sustitutos del azúcar debe reservarse para pacientes que padezcan de diabetes u obesidad, y siempre bajo la indicación de un médico, y ni siquiera a muchos profesionales les seduce este uso.
Algunas bebidas de cola light o cola zero, que usan sustitutos de azúcar, o azúcar sintética podrían provocar daños cerebrales, pérdida de memoria y confusión mental.
La sustancia que provoca estas afecciones se llama E-951, el aspartamo, que podría contribuir al desarrollo del Alzheimer.
En 1996 se descubrió también la relación de este componente con tumores cerebrales, linfomas y leucemias.
Además, los componentes químicos del aspartamo tienen otras consecuencias graves si el consumo es excesivo, como daños en la retina y en el sistema nervioso.
El aspartamo es potencialmente peligroso para menores de 3 años, mujeres embarazadas, personas con bajas concentraciones de hierro en sangre, que padezcan la enfermedad de Kidney o que tengan fenilcetonuria que puede afectarles el cerebro.
Puede producir ceguera, trastornos en el cerebro, inflamación del páncreas y del músculo del corazón por tener metanol.
Algunas de estas bebidas sin azúcar pueden contener ciclamato o E-952 y acesulfamo-k o E-950.
El ciclamato, prohibido para su consumo humano en Estados Unidos, Francia, Japón y Reino Unido pero no en España, se sabe que produce migraña, cáncer de hígado, vejiga y lesiones en el riñón y favorece el cáncer de próstata, mezclado con sacarina es un eficiente matarratas (literalmente).
El acesulfamo potásico reduce la fertilidad, tanto en hombres como en mujeres.
Se sospecha que podría ser cancerígeno y estar unido a la hipoglucemia, a tumores pulmonares, al colesterol alto y a la leucemia.
En los países que aceptan el uso del ciclamato, el acesulfamo o el aspartamo, como es el caso de España, la elección se deja a criterio del consumidor, bajo el alegato de que la presencia de esta sustancia se indica en las etiquetas de los productos que la contienen.
El problema es que la mayoría de la gente nunca lee las etiquetas, y muchos otros no entienden el significado de lo que allí se ha escrito.
Aparte de que el consumidor considera que si las autoridades lo permiten, es porque debe ser seguro para la salud.
El consumo de azúcar o edulcorantes con moderación no implica mayor riesgo, siempre que sea parte de una alimentación equilibrada.
En cambio, si se abusa además de alimentos refinados, de repostería y panadería, y es lo más frecuente, este conjunto crearía problemas.
El Centro de Investigación Biomédica en Red- Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) es el único centro de investigación español de su campo que ha conseguido hacerse con un puesto en el último ranking de instituciones de investigación científica del grupo internacional SCImago.
En el trabajo, coordinado por la doctora Dora Romaguera, investigadora del CIBERobn, se analizó el consumo de zumos, refrescos azucarados y refrescos edulcorados artificialmente en 350.000 personas de 8 países europeos, atendiendo a las siguientes variables:
– consumo de alcohol,
– nivel educativo,
– nivel de actividad física,
– y si eran fumadores o no.
Se comprobó que las personas con un Índice de masa corporal o IMC más alto, es decir las que ya padecen obesidad de algún tipo, tienden a beber más bebidas edulcoradas o light, precisamente porque ya padecen problemas de sobrepeso y tienen por lo tanto una especie de adicción, y como ya hemos visto una mayor predisposición a desarrollar diabetes o ya la padecen.
Los hombres físicamente activos, de bajo nivel educativo, fumadores y con una mayor circunferencia de cintura consumen una mayor cantidad de refrescos azucarados y su alimentación es relativamente pobre en frutas y verduras y rica en carnes rojas y procesadas.
¿Conocéis en vuestro entorno a alguien que tome con cierta regularidad, aunque no sea todos los días, bebidas sin azúcar, y esté en su peso normal?