Los bocadillos de siempre de pan pan, y que tantos de nosotros hemos llevado al cole, siguen haciéndose pero no tan a menudo como sería aconsejable.
¿Por qué?
Por varios motivos, entre otros porque muchas madres dicen que no tienen tiempo de hacerlo, o que el pan no va a estar tan blandito como ellas quisieran, o como los niños exigen si desde pequeñitos les han acostumbrado a comer todo así, hecho puré, ¡el pan no solo de molde sino además sin ni siquiera corteza!
Esta costumbre es muy mala, ya que muchos niños en la actualidad, por haber comido demasiadas cosas blandas durante mucho tiempo, no han desarrollado suficientemente su mandíbula al no haber masticado bastante, y cuando son algo mayores les deben quitar alguna muela para que puedan salir todas las demás.
Para que no esté seco, y el pan ahora al venir casi todo congelado y horneado en los puntos de venta, está muy rico calentito, recién comprado, pero enseguida se seca, comprarlo cuanto más fresco mejor y, al llegar a casa envolverlo en varias capas de papel absorbente de cocina y después dentro de una bolsa de plástico de conservación y en la nevera.
Aunque al hacer el bocadillo se le podría untar con mantequilla, como ha sido la costumbre, sería mejor utilizar tan solo unas gotas de aceite de oliva virgen extra, muy poquitas para que la miga las absorba y nunca chorree, y frotarle con pulpa espesa de tomate natural que se puede elaborar para varios días siempre que se sepa conservar.
Lo ideal sería introducirle 1 o 2 lonchas de jamón serrano, incluso del que viene envasado al vacío ya loncheado, escogiendo a la hora de comprarlo el envase cuyas lonchas lleven la menor cantidad de tocino, que en este caso solo es grasa saturada sin ningún sabor, a diferencia del de pata negra.
Elegir, entre las variadas marcas que encontréis, el que lleve siempre menos aditivos pues pueden llevar solamente 2 o 3, o más de 5 o 6.
Las mortadelas, embutidos y patés industriales, muy ricos al paladar, suelen ser muy calóricos y llevar bastante grasa saturada.
También se pueden hacer “bocadillos de mar”, aplastando con algo de pulpa de tomate sardinitas de lata que son una buena fuente de calcio y vitamina D siempre que conserven su espinita central, o de bonito o caballa en aceite de oliva escurriendo bien antes el aceite para que no chorree.
No tiréis el aceite de oliva de estas latas, que ahora no vais a utilizar, guardadlo para añadir al aliño de cualquier ensalada o salpicón.
O bocadillo de queso queso que tampoco lleve aditivos, pues «la última sorpresa» es que muchos ya los llevan, y los que ya están cortados en lonchas, como son más perecederos pueden llevar más.
Cuidado con los quesos de untar si el niño está algo gordito, porque suelen tener bastantes calorías y muchas veces también demasiados aditivos.
Ya sabéis que cuanto más procesado sea un producto, más “añadidos” podrá llevar y menos saludable será.
Estos bocadillos se pueden preparar la noche anterior, siempre que el pan esté bien fresco.
En cuanto se termine de preparar envolverlo en 2 o 3 trozos de papel absorbente de cocina, o de servilletas de papel, recubrirlo de film transparente para que no se seque y meterlo a su vez dentro de una bolsa de conservación.
El papel de aluminio que se sigue usando en cantidad en nuestro país, somos el primer consumidor de Europa, debería ir siempre encima de papel absorbente y nunca en contacto directo con el alimento.
Si a continuación se guarda en la nevera envasado de esta manera permanecerá blandito, no tanto como un sándwich, pero mucho mejor para su masticación.
O también, de vez en cuando, pan con chocolate, escogiendo chocolate de verdad que es el que solo debe llevar como grasa manteca de cacao, sin ninguna otra grasa añadida ya que entonces se trataría de sucedáneo de chocolate y no del puro.
O pan con una capa aplastada de membrillo para que no se separe del pan, sobre todo ahora que está en plena época.
Si lo hacéis en el microondas os costará muy poco esfuerzo.
¡Y si 1 día, por vuestra conveniencia, le compráis un bollo industrial, que está muy rico y «engancha», que no sea también al día siguiente y al otro, y al otro… porque crean una especie de adicción, y lo reclamarán de nuevo!
De vez en cuando no es malo, aunque siempre es mejor uno elaborado en casa con ingredientes todos ellos saludables.
Y para beber, si ya toma suficientes lácteos al cabo del día, en lugar de un brick de leche, escoger alguno de zumo de fruta lo más natural posible y sin azúcares añadidos.
Si queréis usar a toda costa pan de molde, escoger uno preferentemente integral, aunque su color sea más feo, y que sea totalmente natural ya que la grasa que le añaden a la fuerza, para que tenga la textura y el aspecto que tiene, puede ser perfectamente coco o palma.
El pan de toda la vida está hecho de harina de trigo, o de cereales variados si es integral o multicereal, sal cada vez en menor cantidad, agua y levadura fresca llamada también levadura de panadero y nada de grasa, de ningún tipo.
El pan de molde por muy rico y blandito que esté no debería consumirse a todas horas como sucede en muchos hogares, sino de vez en cuando, para emergencias.
Para que no os caduque, congelarlo en su mismo paquete, y siempre lo tendréis a mano.
Todos están hechos con harinas muy “desestructuradas”, y cada día hay más evidencias de que los hidratos de carbono de absorción rápida, y la harina blanca lo es, lo mismo que el azúcar, pueden contribuir más al sobrepeso que las mismas grasas, ¡aunque la diferencia de calorías entre unos y otras sea considerable!
Algún día, a medida que aumenten los estudios, hablaremos de ellos.
Todo lo que viene envasado en bolsitas para matar el hambre, sea salado o dulce, sirve únicamente para eso, “matar el hambre momentáneamente”, pero como tienen poco valor nutritivo, demasiada grasa y demasiada sal, no sacian, al revés al muy poco tiempo sentirán ganas de comer… como si no hubieran tomado nada.
Hablaremos también de estas galletitas o aperitivos próximamente.