Catarro común o gripe, cómo cortar sus primeros síntomas
Todavía no ha llegado la gripe, que suele empezar en noviembre, pero estamos en plena época de catarros, de «mocos» y de bronquiolitis en los bebés y niños pequeños.
Para reconocer si estamos ante un catarro o resfriado común, o una gripe, es muy importante conocer los síntomas de ambos que, al principio, varían muy poco entre sí, y conseguir un diagnóstico veraz y precoz.
Para ello el médico no solo deberá estudiar estos síntomas, sino prescribir, si lo considera oportuno, una serie de pruebas de laboratorio que utilizan un cultivo del exudado faríngeo, o un análisis de sangre que le confirmarán si estos síntomas son de una u otra enfermedad, sobre todo cuando no hay epidemias locales de gripe en ese momento, o si existe un peligro real para el paciente.
La gripe se puede confundir con relativa facilidad con otros virus respiratorios.
¡Lo último que se debe hacer y que, desgraciadamente es lo primero que se hace todos los días, es tomar por cuenta propia medicamentos, muchas veces directamente antibióticos, además sin receta médica, cuando éstos no sirven para atacar los virus!
El catarro o resfriado común es una infección leve de nariz y garganta, generalmente benigna, que lo pueden causar más de 200 tipos distintos de virus siendo el más frecuente el rinovirus.
La mayoría de las personas pueden ser infectadas varias veces al año con él, aunque son más frecuentes en las estaciones de primavera, verano y otoño, y rara vez causan complicaciones
Es responsable de una gran parte del absentismo laboral y escolar.
La gripe es también una enfermedad infecciosa respiratoria y contagiosa, pero en este caso aguda, causada por ciertos tipos de virus, específicamente los virus de la influenza.
Afecta principalmente a la nariz, la garganta, los bronquios, ocasionalmente los pulmones y puede ser peligrosa en lactantes, niños pequeños, personas de edad y personas aquejadas de otras afecciones médicas graves o con inmunidad baja.
Presenta mayor tasa de complicaciones pulmonares y cardíacos, siendo la mayor la pulmonía o neumonía.
Es la causante de un gran número de hospitalizaciones en nuestro país.
Suele empezar en noviembre y acabar a principios de primavera, y se caracteriza por la aparición súbita de fiebre alta, generalmente por encima de 38º C, seguido de dolor de cabeza o cefalea, dolor de garganta, rinitis, tos seca, dolores musculares, temblores, agotamiento y malestar general.
El enfermo se siente como si le hubieran pegado una paliza en todo el cuerpo.
Es una enfermedad muy común en todo el mundo, que se produce con menos frecuencia que la anterior, pero una persona puede adquirirla una vez en un par de años.
La fiebre suele durar alrededor de 3 días, sin embargo la tos puede subsistir 3 o 4 días después de la desaparición de la misma.
La mayoría de los afectados se recuperan en 1 o 2 semanas sin necesidad de recibir tratamiento médico.
Ambas enfermedades tienen pues varias similitudes entre sí.
♦ Son infecciones extremadamente comunes.
♦ Son causados por virus.
♦ Pueden causar síntomas respiratorios parecidos como, rinitis, tos, estornudos…
♦ Presentan forma de contagio similar.
♦ Se transmiten fácilmente de una persona a otra.
Si se está estresado o se tiene cualquier otra afección éstos síntomas suelen ser más fuertes.
Por eso, los especialistas aconsejan hábitos saludables que incluyan una alimentación con muchas frutas y verduras variadas, dormir lo suficiente y evitar el estrés.
Para saber si se padece una u otra enfermedad hay un breve test.
El paciente padecerá un catarro común si:
1. Tiene congestión nasal, dificultad respiratoria, estornudos y tos.
2. No aparece fiebre al tomar la temperatura corporal o solo tiene una ligera febrícula, entre 37,5ºC y 37,9ºC
3. Tiene dolor en la faringe.
El paciente estará infectado por el virus de la gripe si:
1. Tiene síntomas respiratorios que, al inflamarse las mucosas, podrían parecer un catarro muy fuerte.
En su fase central tiene fiebre alta por encima de los 38,5ºC, que es el síntoma más representativo para el profano, aunque algunas personas que no suelen tener nunca fiebre, tampoco la presentan en este caso. Pero aunque no haya aparecido fiebre, su estado general será malo o muy malo y le dolerá todo el cuerpo.
2. Tiene síntomas neurológicos, y por ello surge dolor de cabeza que puede ser pulsátil. La pulsación puede notarse incluso en los ojos.
3. También tiene dolores musculares, con tortícolis y ligero lumbago, gran cansancio generalizado y el popular “trancazo”.
4. Presenta síntomas específicamente infecciosos, además de la fiebre, como taquicardia y pérdida del apetito.
5. No existe, o es menor, la congestión nasal aunque puede aparecer dolor leve de garganta y tos.
6. El inicio es brusco ya que los síntomas empiezan de manera súbita.
7. En la mayoría de los casos la recuperación es total en una semana aunque puede prolongarse hasta los 15 días.
8. Ambos virus se transmiten con facilidad de una persona a otra a través de las minúsculas gotitas de saliva llamadas de Flügge que se expulsan al hablar, toser o estornudar y que son las que transportan los microorganismos que se hallan en las vías respiratorias. Estas son el vehículo perfecto de contagio de las enfermedades infecciosas.
Por ello una de las mejores medidas para evitar ese contagio o propagación es ponerse la mano delante de la boca, como para cerrarla, sobre todo al toser o estornudar, algo difícil de explicar a los niños que, por más que se les diga, se olvidan y nunca lo hacen y, cuando se acuerdan a fuerza de repetírselo, es demasiado tarde porque ya han contagiado a su alrededor más cercano.
Medicamentos
No hay cura para un resfriado o para la gripe.
Los antibióticos no sirven, como ya hemos visto, para tratar los virus aunque sí existen unas medidas generales para combatir los síntomas de ambas enfermedades que podrían resumirse en:
♦ Beber suficiente cantidad de líquidos, bastante agua e infusiones calientes para hidratarse a fondo.
♦ Hacer reposo, que es además lo que pide el cuerpo.
♦ Emplear un humidificador para que haya más humedad ambiental.
♦ Las gotas para descongestionar la nariz, salvo recetadas por un profesional, no están recomendadas porque tienen muchísimos efectos secundarios.
Para aliviar estos síntomas tan molestos de los resfriados y gripes, los especialistas podrán recetar:
♦ un antigripal que contiene varios medicamentos eficaces frente a los síntomas de estas infecciones,
♦ o descongestionantes nasales si se tiene la nariz taponada,
♦ o antitusígenos contra la tos irritativa,
♦ o expectorantes y mucolíticos si la tos viene acompañada de mucosidad,
♦ o antihistamínicos contra la secreción líquida o moqueo por la nariz,
♦ y analgésicos-antitérmicos contra la fiebre y los dolores generalizados y de cabeza.
Para el tratamiento de la gripe también se pueden administrar antivíricos que deben ser tomados para que sean eficaces dentro de las primeras 48 horas de la infección, pero solo consiguen que la infección sea más leve, nada más.
Pero ninguno de ellos cura.
Un resfriado o una gripe durarán más o menos lo mismo, hagan lo que hagan y tomen lo que tomen, salvo que no se cuiden y por tanto empeoren.
Digan lo que digan los anuncios de antigripales y anticatarrales, que deberían estar prohibidos porque solo el médico es quien debe indicar cuál es el más conveniente y las cantidades que hay que administrar, ninguno de ellos sirve para prevenir gripes y resfriados, sino para aplacar sus síntomas.
¡El dicho popular de que si se trata un catarro con medicamentos dura una semana, y si se mete uno en la cama, sin medicación dura 8 días suele ser verdad!
¿Qué medidas se pueden tomar en cuanto se notan los primeros síntomas que, ya hemos visto, suelen ser muy parecidos?
Pues como no cuestan dinero, solamente una pequeña molestia, muchos harán caso omiso de esta recomendación y preferirán los medicamentos o “pastillas” que ya hemos enumerado, entre otros el Paracetamol o el Ibuprofeno, todos ellos con efectos secundarios cada vez más conocidos y de los que hablaremos ampliamente en otro post.
Se trata de los clásicos vahos de nuestras abuelas, pero empleando las técnicas modernas.
Aunque no soy partidaria de estas recomendaciones antiguas, en este caso, tan solo pensando un poco y teniendo unos pequeños conocimientos de Física, se pueden comprender sus efectos.
El vapor de agua caliente dilata todos los conductos respiratorios, facilitando la circulación del aire.
Constituye, además, una limpieza de cutis perfecta, ¡al dilatar todos los poros de la cara!
1. En una jarrita de vidrio, que todos los que saben usar el microondas deben tener en su casa por sus múltiples usos, llenarla hasta la mitad de agua y calentarla hasta que hierva. Se tarda bastante menos que en los cazos o cacerolas antiguas que, además, tienen un mango largo que incordia.
2. Cuando ya no queme demasiado, ¡no os vayáis a “achicharrar”!, sentaros en un sitio cómodo, acercar la nariz y la boca a la jarrita, y taparla con una toalla para que el vapor de agua solo influya en la respiración.
¡¡Antiguamente se tapaba toda la cabeza, y se mojaba hasta el pelo!!
Si también entran en este «tapado de toalla» los ojos, esta medida sirve también para paliar la sequedad de los ojos que cada día aparece a edades más tempranas por el uso continuo de aparatos electrónicos, no solo el ordenador.
A la segunda o tercera inspiración ya notaréis como todas las vías respiratorias se descongestionan como por arte de magia.
Y si la nariz estaba taponada, o por el contrario destilaba continuamente, esos efectos desaparecerán.
3. Podéis hacer esta operación durante el tiempo que queráis, aunque podéis parar en el momento que encontréis mejoría.
Esta operación se puede hacer varias veces al día puesto que no tiene contraindicaciones. Si tenéis hojas de eucalipto en casa podéis añadir 2 o 3 a la jarrita y dejarlas hervir unos segundos aunque el agua ya sola es mágica.
4. Para los que padecen de asma intrínseca suave pero no necesitan continuamente medicación, en el momento en que noten estos primeros síntomas, si realizan esta operación, también notarán mejoría.
Si además de la nariz taponada, estornudando continuamente y destilando agua, tenéis un dolor espantoso de garganta, y no hay placas, hacer gárgaras con agua todo lo caliente que aguantéis a la que podéis añadirle un poco de zumo de limón, o media cucharadita de bicarbonato o de perborato.
Alivia también muchísimo hacer gárgaras con un sorbito de un brandy barato, a temperatura ambiente, que luego escupiréis, por ello debe ser barato.
Pasear después todo este brandy por toda la boca, no solo por la garganta. El alcohol del coñac es un antiséptico y un anestésico bárbaro.
Este fue un consejo que me dio hace unos años una médica muy buena, aclarándome a continuación, puesto que sonaba a “barbaridad, “Si me dices que es un consejo que yo te he dado, lo negaré”.
Pues yo haré lo mismo, lo negaré, pero os aseguro que también funciona.
Como soy consciente de que a muchos todas estas medidas les habrá sonado a “chufla”, dadme un voto de confianza y probar aunque sea una sola vez. Si lo hacéis como os acabo de explicar, a la primera ya os quedaréis gratamente sorprendidos.
Todavía se sigue repitiendo, aunque han pasado casi 100 años desde el descubrimiento de la vitamina C en 1930 por el doble Premio Nobel de Química y de la Paz Linus Pauling, que en los años 70 publicó un libro titulado “La vitamina C y el resfriado común”, que los alimentos ricos en dicha vitamina previenen estas 2 antipáticas enfermedades y evitan los resfriados, la bronquitis, la alergia, la fiebre y la neumonía.
Tomar zumos de naranja, limón o pomelo caseros y recién hechos, o batidos triturados de kiwis o fresas naturales, también caseros, todos ellos ricos en vitamina C, apetecen en estos casos y es una manera estupenda de beber líquidos e hidratarse, pero nada más.
Los numerosísimos estudios científicos que se han hecho desde entonces tratando de confirmar las propiedades de la vitamina C han llegado a la conclusión de que esta molécula no le hace «cosquillas» ni al virus del resfriado ni al de la gripe.
Es decir, ni acorta la duración de las infecciones del tracto respiratorio superior ni reduce sus síntomas.
Es fantástica, es un poderosísimo antioxidante, se puede tomar cuanta se quiera, pero no previene en absoluto los catarros.
¡Pero se sigue repitiendo año tras año!