😆 El blog se toma unos días de descanso como muchos de vosotros, pero solo el blog porque yo quisiera aprovechar para adelantar bastante en una nueva sorpresa que os estoy preparando esperemos que para navidades.
Volveremos con las «pilas puestas» el miércoles 11 de abril.
¡Chao a todos! 😛
Hasta ahora el niño más obeso del mundo es chino, tiene 4 años y pesa 62 kilos. Es un deforme, pero parece ser que lo que le ha condenado a devorar sin control es el resultado de la mutación de un gen regulador del apetito.
En un niño no se pueden restringir calorías puesto que está creciendo, pero sí se pueden tomar ciertas medidas que a muchos pueden no convencer pero en las que están de acuerdo médicos y psicólogos.
1. Mantener la lactancia materna si es posible por lo menos hasta los 6 meses y si es factible hasta el año, congelando la leche para hacerle las papillas.
2. Entre los 6 y los 18 meses cuantos más alimentos descubra y pruebe, porque lo ve en sus padres, más fácil será su alimentación posterior.
3. Hasta el año la leche debe ser su principal alimento aunque ya ha empezado con los purés de frutas y de verduras.
4. Los niños nacen, salvo los muy tragones que también los hay, con un sistema de autorregulación de la saciedad y del hambre, pero a veces son las mamás las que les “pinchan” para que coman más y no se vayan a quedar con hambre, y esta práctica es nefasta porque con el tiempo pierden este sistema de regulación y a partir de ahí no saben decir basta.
5. Deben comer y dormir en horarios regulares siempre que sea posible, comer 5 veces al día y dormir entre 8 y 10 horas cuando tienen entre 1 y 3 años.
6. Evitar la comida basura que tanto les gusta porque les “engancha”, les crea como una especie de adicción, y permitirles un capricho solo de vez en cuando, justo el revés de lo que se hace en la actualidad.
7. A veces entre los 18 y los 24 meses se vuelven más delicados para comer y se niegan a tomar ciertos alimentos que ya han probado y tomado. Esto es lo que se llama neofobia, un rechazo natural, y pueden oponerse a un alimento ¡¡¡hasta 10 veces¡¡¡
Pero los padres no deben sucumbir nunca… aunque ya sé que es muy difícil, porque si “tiran la toalla” estarán ya perdidos posiblemente para el resto de su vida.
Empiezan a ser delicados con la comida, luego con la ropa, con las «marcas», con las salidas con los amigos…
Los padres necesitan enorme paciencia, perseverancia, alegría, ternura y ¡tiempo! algo casi imposible hoy.
8. Deben tomar poca grasa saturada procedente de carnes grasas, mantequillas, embutidos, prefritos y platos cocinados industrialmente y bollería industrial…, primando el consumo de aceite de oliva virgen y tomando más pescado que carne. ¡Y para que les guste hay que aficionarles desde chiquititos!
9. Evitar los azúcares, glúcidos o hidratos de carbono de absorción rápida como golosinas, dulces, alimentos demasiado desestructurados como los confeccionados con harinas muy blancas… y consumir más glúcidos de absorción lenta como legumbres, cereales integrales, pan y pasta integrales…
10. Acostumbrarles también desde el principio a alimentos lo más naturales posibles, como los yogures naturales sin azúcar y sin sabores a frutas que no la han “olido” y que les vienen proporcionados por esencias o aromas artificiales, ya que si se acostumbran a ellos… no querrán dejarlos jamás.
Añadirles a estos yogures trocitos de fruta fresca… aunque sea un pelín más entretenido.
Tampoco les conviene tomar productos ni bebidas endulzados con edulcorantes artificiales porque se acostumbraran cada vez más al sabor dulce que, al ser innato, no conviene fomentar.
¡Y un sencillo vaso de refresco azucarado puede llevar el equivalente a 5 terrones de azúcar, es decir 200 calorías!
Y en cuanto a la bollería industrial escoger la de composición más sencilla, tipo casero elaborada con harina, azúcar, huevos y aceite de oliva, sin nada más. ¡Ya empieza a aparecer en el mercado!