Ya vimos que la carne roja había que tomarla con mucha moderación, y ahora le toca el turno a las carnes procesadas que, bajo una forma u otra, salchichas variadas, beicon, embutidos diversos… se consumen todos o casi todos los días con una apariencia de salubridad tremenda ya que están diciendo “cómeme”.
Varios estudios han alertado del riesgo de cáncer y otras enfermedades asociadas a un elevado consumo de estas carnes procesadas, mucho más importante que en el caso de las carnes rojas a secas.
La revista ‘BMC Medicine’ publica los resultados con medio millón de individuos cuya dieta se ha evaluado al dedillo durante años.
Sus conclusiones, en las que también han participado investigadores de varias instituciones españolas, alertan de que las personas con mayor consumo de carnes procesadas tienen mayor riesgo no solo de cáncer sino también de problemas de corazón.
El trabajo señala que alimentos como el beicon, el salami, las salchichas y otros tipos de preparados industriales de carne como las hamburguesas, las albóndigas o las lasañas precocinadas…, por ejemplo se asocian con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y cáncer.
¡¡¡Y no digamos nada si se trata de los pinchos Kebabs!!!
El problema añadido de estos preparados cárnicos es que además de ser muy ricos en grasas saturadas y por tanto en colesterol, bastante más que las carnes al natural, aunque a primera vista ni se vea ni lo parezca, contienen elevados niveles de sal que se añade durante el procesado para aumentar su durabilidad.
En todos estos procesos industriales se añaden también nitrosaminas, para impedir la contaminación bacteriana de la carne, que podrían también aumentar los niveles de ciertas sustancias carcinógenas, lo que podría estar detrás del aumento del riesgo de cáncer observado en el estudio EPIC.
Pero como se les ha dado a los niños desde una edad muy temprana, y al probarlos les han encantado porque tienen un sabor tan bueno a su paladar que casi les crea adicción, los padres siguen dándoselas.
La ingesta diaria de 1 salchicha, o 2 lonchas de beicon o de cualquier otra carne procesada ya no es nada saludable.
El corazón no es el único órgano afectado por el consumo elevado de sal.
Según publican varios estudios independientes en la revista ‘Nature’, una dieta rica en sal aumenta la producción de un tipo de células inflamatorias, que se han asociado anteriormente con el aumento de ciertas enfermedades autoinmunes.
Según su hipótesis confirmada con los animales, el sodio provoca una reacción inflamatoria en los tejidos, que empiezan a producir células defensivas que, en lugar de atacar a un patógeno o cuerpo extraño, acaban atacando a los propios tejidos del organismo.
Sus conclusiones apuntan a que reducir a sólo 20 gramos diarios el consumo de carnes procesadas podría evitar un 3% de la mortalidad en la Unión Europea, lo que equivaldría a unas 700 muertes evitables en la muestra de medio millón analizada.
Dean Ornis, de la Universidad de San Francisco (EEUU) recuerda que «está emergiendo un consenso entre los expertos en nutrición sobre lo que constituye una forma saludable de comer:
– poca o ninguna carne roja,
– alto contenido de verduras y frutas,
– algunas legumbres,
– un consumo elevado de ácidos grasos omega- 3,
– pocas grasas,
– y pocos hidratos de carbono de absorción rápida, es decir los simples y refinados, como el azúcar, la harina…»
Expertos reunidos en el Unidad de Nutrición, Ambiente y Cáncer del ICO = Instituto Catalán de Oncología de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) han asegurado que el 60% de los tumores están relacionados con la nutrición y la exposición al tabaco, pero muchos no quieren o parece que no quieren enterarse.