Lo ideal es tener tuppers de varios tamaños para no tirar absolutamente nada en la cocina.
Pero si no se tienen los suficientes, hasta una simple clara de huevo se puede congelar sin tupper, o cocerla en 30 o 40 segundos en el microondas siguiendo las instrucciones de los huevos duros.
Una vez cocidas son mucho menos perecederas y se pueden picar sobre cualquier sopa, crema, guiso o ensalada.
Imaginemos sin embargo que nos incordia cocerla cuando nos sobra y lo que queremos es congelarla.
1. Forrar un vasito de vino con plastifilm o lámina de plástico transparente que sobresalga por arriba.
2. Volcar la clara, o el líquido o salsa que sea, en el vaso y cerrarlo con el film que nos ha sobrado.
3. Congelarlo al máximo de frío.
4. Cuando se haya solidificado del todo retirar el vasito del congelador, tirar del film y sacar su contenido.
Obtenemos una especie de «molde» en forma de vasito de clara congelada, o de lo que hayamos congelado, como un flan.
5. Envolverlo de nuevo en más plastifilm y meterlo en una bolsa de congelación.
Hoy las hay de muchos tamaños, muy buenas, con cremallera y hasta para poder hacer el vacío en ellas si se trata de poco volumen.
6. Esto mismo se puede hacer con un resto de salsa de tomate casera, con pulpa espesa de tomate natural o triturado de lata, con una salsa cualquiera dulce o salada…
Y como cualquiera de estos alimentos está previamente envuelto en film, la bolsa no se ensuciará y podrá usarse de nuevo.
7. Si la cantidad que os sobra es mayor, escoger un vaso o recipiente mayor y repetir la operación anterior.
Los tuppers pequeños son mucho más cómodos pero “a falta de pan buenas son tortas”.
Si lo hacéis tal cual, tardaréis un poquito más pero los resultados serán igual de buenos.
Recordar, en momentos de crisis más, algo que oí hace años y que tiene su «miga»:
«O se gana más o se gasta menos», pues eso, no tiremos nada teniendo una buena organización.