Humidificadores caseros
En las zonas secas de nuestro país, sobre todo en invierno cuando la humedad ambiental está por los suelos porque ha llovido muy poco, como el año pasado 2015, y la calefacción está funcionando a tope, en las viviendas puede haber un problema de sequedad importante, no solo en las mucosas como ojos, nariz, y labios… sino hasta problemas respiratorios como carraspera, faringitis, molestias bronquiales o bronquiolitis en bebés o niños, catarros frecuentes…
Como en el exterior hace frío, el aire de casa suele renovarse menos, y la situación se complica.
Y sin embargo es muy importante mantener una atmósfera adecuada en nuestros hogares, es decir que la temperatura y la humedad deben tener unos valores adecuados para que el aire que respiramos sea menos agresivo para nuestras vías respiratorias.
Muchas veces los médicos recomiendan humidificadores eléctricos, de vapor frío o de vapor caliente, incluso los más modernos, los ultrasónicos que llevan un ionizador que, “parece ser”, genera iones negativos que atacan las partículas contaminantes del aire y lo mantienen más limpio y puro, o con un ozonizador que “elimina” malos olores, bacterias, virus y hongos del aire de la habitación…, y en los que no voy a “entrar” porque, por lo menos los dos primeros presentan varios inconvenientes en cuanto a su limpieza, colocación, y favorecimiento de mohos y bacterias que pueden ser nefastos para los alérgicos al polvo y a los ácaros.
Para evitar un poco la sequedad ambiental, en muchas ocasiones son preferibles los humidificadores manuales hechos en porcelana porosa o simplemente de barro, y son estos de los que os voy a hablar.
Pueden estar siempre colocados y llenos de agua, tanto en invierno como en verano, aunque cuando los radiadores no se calientan, lógicamente evaporan menos.
¡Pero os aseguro que funcionan, aunque tendréis que molestaros un poquito y buscarlos en alguna alfarería si la tenéis cerca, o en Internet o, si hay suerte de regalo como os contaré más adelante!
Dependiendo de cómo y dónde estén los radiadores, hay también diferentes tipos de humidificadores, los que se colocan encima de los radiadores o colgados entre los elementos de los mismos.
También dependerá, estéticamente, de si se van a ver o no, ya que en muchas casas relativamente modernas, los radiadores se colocan debajo de las ventanas y quedan tapados con los visillos.
Hace unos años se podían comprar unos recipientes de porcelana blanca con el interior todo poroso, así como su fondo exterior, alargados y no muy altos, casi con la forma de un molde de plumcake, con una capacidad de un litro de agua aproximadamente y que se colocaban encima de los radiadores.
Tenían y tienen el inconveniente de estar vitrificados o esmaltados por fuera, para que resulten menos «bastos», anteponiendo como casi siempre la estética a la eficacia y productividad.
Creo que ya no los encontrareis.
Siguen existiendo los que se pueden colgar entre los elementos de los radiadores, como éstos, o
estos otros, o estos otros, o finalmente éstos y éstos.
Todos ellos tienen el inconveniente de que cuesta más rellenarlos sin descolgarlos, a medida que el agua se va evaporando, y de que al tener menos superficie “evaporadora” en contacto con el calor, solo la parte posterior y el fondo exterior son porosos y evaporan menos.
Además, son demasiado pequeños.
Algunos, siguiendo los cánones estéticos, tienen o tenían la parte frontal visible decorada.
Pero el otro día me han regalado, es decir que si las encontráis os costarán cero euros, unas cazuelitas de barro, del de toda la vida, para promocionar una determinada marca de fabada, con una capacidad de 350 centímetros cúbicos, es decir 300 gramos, un diámetro de 17 centímetros y una altura de 4.
Se rellenan hasta arriba, después de colocados, y se quedan completamente secos día sí y día no, o sea que ¡claro que evaporan!, más que los fabricados para ese fin.
También los hay más pequeños de diámetro, para promocionar las gulas, pero con casi la misma altura.
Ambos solo tienen vitrificado el fondo interior, como es natural y el reborde superior, nada más.
Así que se “transforman” en unos humidificadores muy sencillos, baratos y eficaces.
Podéis agenciaros cualquiera de estos dos recipientes de barro que son de puro barro, con el color terroso del mismo, planitos o más hondos que se llaman «jardineras» y que rellenaréis cada vez que os haga falta.
Si los radiadores son de calefacción central y están todo el día bien calientes, no os podéis imaginar lo que evaporan.
Cuando os vais de viaje para varios días y la casa se queda cerrada, por ejemplo en el verano, conviene también dejar estos “humidificadores” llenos de agua, aunque evaporarán poquito.
Para crear más humedad podéis colocar simplemente barreños de plástico, ya un poco más grandes, en varias habitaciones de la vivienda, en el mismo suelo.
Para posibles «accidentes», porque Murphy no falla, colocarlos encima de un plástico recubierto por ejemplo de una toalla por si se rajaran o se estropearan y el agua se saliera durante vuestras vacaciones.
1. Si tenéis un suelo de buena tarima o incluso de parquet o madera, no sabéis el favor que esta pequeña humedad puede hacerles.
2. Aunque solo evaporarán por la superficie, dependiendo de la temperatura que adquiera vuestra vivienda durante esos días, os encontraréis al volver menos polvo sobre los muebles, ya que por alguna razón, el agua al «humedecer» el ambiente evita que éste se forme.