Antes de nada quiero matizar el título que hubiera sido demasiado largo,
“Adelgazar consumiendo algo más de ciertas proteínas sin eliminar ningún otro grupo de alimentos, salvo los hidratos de carbono de absorción rápida”.
Much@s os habéis puesto alguna vez a régimen o habéis seguido una dieta más o menos calórica mandada por un médico, o porque la habéis encontrado en Internet o en algún otro medio de comunicación, o en muchas ocasiones porque le ha ido bien a alguien conocido, ¡algo que nunca debería hacerse!
En una encuesta realizada en febrero de 2012 tan solo un 8% se veía con su peso ideal, un 10% pensaba que le faltaba algún kilo y el 82% declaraba abiertamente tener sobrepeso.
Nuestra alimentación consta de varios tipos de alimentos, las proteínas, las grasas y los hidratos de carbono.
Aunque las proteínas y los hidratos de carbono nos proporcionan 4 calorías por gramo, el comportamiento de éstas no es igual en nuestro organismo como ya vimos.
♦ En el caso de los hidratos de carbono simples, es decir de absorción rápida, como al ingerirlos prácticamente no necesitan digestión, pasan como su nombre indica muy rápidamente al torrente circulatorio y se asimilan de forma inmediata, sin perder casi nada en su acumulación.
Al no haber apenas gasto previo, de las 4 calorías que nos proporcionan asimilamos las 4.
Sería el caso del azúcar, de los productos dulces… que son carbohidratos de absorción rápida.
♦ En el caso de un hidrato de carbono complejo, es decir de absorción lenta, necesitamos gastar una cierta energía para asimilarlo, es decir parte de la energía que nos proporciona se gasta en la digestión, alrededor de un 20% o 25%, y sus calorías entonces no se pueden contabilizar al 100%.
Sería el caso de un 1 gramo de arroz, de pasta o de unas legumbres que nos proporcionarán 3,2 calorías en lugar de 4, siempre que los 2 primeros estén cocidos en su justo tiempo, ya que si se “pasan” se transforman en hidratos de absorción rápida, algo que muchos no tienen en cuenta.
♦ En el caso de las proteínas, el organismo no las asimila todas sino solamente alrededor de un 70%, así que tendremos en este caso un 30% de pérdida o gasto previo y 1 gramo de proteína nos proporcionará solamente 2,8 calorías en lugar de 4.
Por tanto a igualdad de peso, son las que menos calorías nos proporcionan y sin embargo son las que más quitan el hambre porque son las más saciantes.
Comer más proteínas para evitar el aumento de peso se comprobó en un 43% de mujeres (más de la mitad obesas) como una práctica para evitar el aumento de peso.
Este tipo de régimen alimenticio levantó en un primer momento fuertes controversias entre los nutricionistas, sin embargo ha ido consolidándose y demostrando su efectividad para adelgazar.
Al menos sus beneficios han quedado patentes en los resultados del último estudio de la fundación del Consejo Internacional de Información Alimentaria publicado en el “Journal of Nutrition, Education and Behavior”.
Específicamente el 37% de las personas que aumentaron la ingesta de proteínas durante 2 años, logró adelgazar y no volver a recuperar peso.
De acuerdo con el informe elaborado por un grupo de investigadores de la Universidad de Minnesota las dietas proteínicas son altamente eficaces para mantener el peso ideal.
Según Noel Aldrich, uno de los autores de dicho estudio, la mayoría de las personas que adelgazaron al seguir este tipo de dietas lo hicieron sin caer en los extremos, como promovían las «dietas milagro», todas perjudiciales para la salud.
La ingesta adecuada de proteínas es pues uno de los elementos preventivos más importantes para no tener que someterses a un régimen estricto en el futuro.
La educación nutricional sobre los beneficios de las proteínas es fundamental para mejorar nuestra alimentación explicó, más aún, cuando las tasas de sobrepeso no paran de aumentar. (En España más de la mitad de la población está por encima de su peso ideal).
La obesidad está provocada, en gran medida, por una mayor ingesta de carbohidratos, principalmente azúcares como la sacarosa y el jarabe de maíz de alta fructosa, manifestó Gary Taubes, una de las autoridades mundiales en el terreno de la divulgación sobre nutrición, y que nos están “colando “por todas partes” en muchos alimentos procesados…
Las dietas de Atkins, Montignac, Dukan, hiperproteicas…, por citar solo algunas de las más famosas, tienen en común promocionar una alimentación alta en proteínas para perder peso.
Pero aconsejan cantidades demasiado elevadas no solo de proteínas sino también de grasas, como la de Atkins, y “prohíben”, en algún momento alimentos fundamentales e imprescindibles como son las frutas y las verduras.
Montignac afirmaba que las patatas eran exclusivamente para los cerdos.
Robert Atkins murió en 2003, a la edad de 72 años, como consecuencia de las heridas recibidas en la cabeza cuando resbaló en una calle cuya superficie estaba helada.
Fue hospitalizado dónde murió al cabo de unos pocos días.
Antes de su muerte había padecido un ataque al corazón, sufría de insuficiencia cardíaca congestiva, de fallo miocárdico y de hipertensión arterial.
Se dice que murió pesando 116 kilos para su 1,80 metro de estatura.
Esto es verdad, pero parémonos a pensar porqué este señor que popularizó su dieta cargada de proteínas y grasas pesaba esto.
Durante su hospitalización, el Dr. Atkins fue alimentado mediante sondas y goteros.
Esta alimentación llevaba algo que hacía años que no probaba: la glucosa.
Os podéis imaginar la reacción de su cuerpo al metabolizar este alimento: engordar y engordar sin control alguno.
Un exceso de proteínas ocasiona un descenso del pH que lleva al organismo a desplegar mecanismos que alteran no solo su metabolismo, sino sus funciones hepática y renal, y ponen también en riesgo la salud de sus huesos.
También hay alteraciones hormonales debidas a la acidosis del medio.
Un mal menor, aunque molesto, es el fuerte olor a amoniaco que desprende el sudor o el aliento.
En cuanto a Montignac, murió a los 65 años en 2010 y su familia, que anunció su muerte, no divulgó la causa de la misma, aunque se sabe que padecía un cáncer de próstata.
¿Qué proteínas se pueden aumentar ligeramente?
Por supuesto que carnes rojas ninguna, tomándolas solo de vez en cuando, pero se pueden incrementar todas las demás, pollo, pavo, conejo, codornices, perdices … y hasta avestruz aunque su precio sea algo elevado, teniendo siempre la precaución de retirar antes toda la grasa que las acompaña.
Cinta y solomillo de cerdo se pueden tomar un par de veces al mes.
Y si se trata de guisos, incluso de pollo o cerdo a los que les hemos eliminado previamente toda la grasa visible, desgrasarlos también después de cocinados como veremos en un futuro post.
Y lo más sano es aumentar el consumo de pescados, nunca de una sola especie, sino de muchas para que nuestra alimentación sea lo más variada posible.
Dentro de los hidratos de carbono de absorción lenta hay que tomar grandes cantidades de verduras y hortalizas, 400 o 500 g diarios, salvo las que tienen más calorías como son las habas y los guisantes.
Y en cuanto a las legumbres, que siguen recomendándolas en todas las dietas, por supuesto que no hay que suprimirlas, pero tienen muchas calorías y habría que reducir sus cantidades a 50 g por ración ya que
– 50 g de arroz tienen 180 calorías,
– 50 g de lentejas, 157,
– 50 g de garbanzos, 164, y
– 50 g de judías de cualquier tipo, 142
todas completamente viudas, sin ningún aditamento, ni siquiera aceite que habría que contabilizar después ya que es el alimento que más calorías tiene, 9 por cada gramo.
En cuanto al pan, también muy saludable, pero mucho mejor si es integral o multicereal, 50 g tienen 129 calorías, y la pasta que tanto se consume porque todos creen o saben cocinarla, 50 gramos tienen 187 calorías, y luego hay que aderezarla de alguna manera.
Probad y ya veréis que aumentar ligeramente la cantidad de ciertas proteínas funciona, pero ¡ojo! siempre acompañando esta manera de alimentarse de ejercicio para contrarrestar la pérdida de masa muscular que inexorablemente se va a producir si se adelgaza.