Según la definición oficial española aditivo es «toda sustancia que sin constituir por sí misma un alimento ni poseer valor nutritivo se agrega intencionadamente a los alimentos y bebidas, en cantidades mínimas, con objeto de modificar sus caracteres organolépticos o facilitar o mejorar su proceso de elaboración y/o conservación».
Son utilizados principalmente con una finalidad económica para conseguir productos más atractivos para el consumidor y que se mantengan durante más tiempo en perfectas condiciones.
Hay muchísimos productos que se anuncian y presumen de no llevar “ni colorantes ni conservantes”, y esto es absolutamente cierto si así lo afirman.
Pero estos conservantes y colorantes representan tan solo una pequeña parte de los aditivos alimentarios autorizados no solo por España sino por toda la Unión Europea y muchos consumidores pueden entonces pensar que no llevan absolutamente ningún aditivo añadido, lo que ya no es cierto. Pueden llevar otros siempre que no sean ni colorantes ni conservantes.
Salvo las latas de conserva y algunas pero no todas las conservas en frasco, la mayoría de los productos manufacturados tienen que llevar algún aditivo incorporado, sencillamente porque la industria los necesita no solo para su conservación, sino para conseguir un sabor más intenso, un color y olor más agradables, un aspecto o una textura más atractivos o que puedan gustar y hasta “enganchar”más…
Entre los aditivos más empleados tenemos los antioxidantes y los sinérgicos de antioxidantes que como los conservantes son sustancias que impiden las alteraciones químicas biológicas de los alimentos.
Los emulgentes, espesantes, gelificantes, antiespumantes, antipelmazantes, antiaglutinantes, humectantes, reguladores de pH que son sustancias estabilizadoras de sus características físicas.
Los mejoradores de la panificación, correctores de la vinificación, reguladores de la maduración que son sustancias correctoras de sus cualidades plásticas.
Los potenciadores del sabor, edulcorantes artificiales, aromas que junto con los colorantes modifican sus caracteres organolépticos.
Hay sin embargo ciertos alimentos garantizados que no llevan aditivos por ley en España y son:
la leche, los copos de cereales, la nata ácida, la pasta seca, el arroz normal no el de cocción rápida, el kéfir sin futa, los cereales, el yogur natural, los frutos secos, los huevos, las semillas, las patatas frescas, el aceite vegetal, las hortalizas frescas, la miel, la fruta fresca sin encerar, el agua mineral y de manantial, las setas frescas, el café en polvo, las legumbres y los alimentos ecológicos, orgánicos o biológicos.
Por eso los yogures naturales son más sanos que los de sabores ya que éstos llevan siempre colorantes y aromas que se denominan naturales porque los obtienen de productos naturales pero que son químicos, y podrían ser el E 100, curcumina para darle al yogur un color amarillento, el E 120 ácido carmínico o cochinilla para darle un color rosado…
Solo los yogures que especifican que llevan trozos de frutas los llevan de verdad, pero también llevan además estos colorantes y aromas citados anteriormente para acrecentar el color y sabor.
Mi consejo es que deis a vuestros hijos siempre que sea posible productos lo más naturales posibles. Si a un niño desde chiquitito se le acostumbra a los yogures naturales, si no prueba los de aromas, no los pedirá y siempre podréis los padres añadirles trocitos de fruta natural, la que más le guste o tengáis a mano, aunque eso suponga un pequeño esfuerzo. Pero así tomará más fruta, algo siempre importante.
Como siempre, leeros las etiquetas y luego decidid.